Namibia
Dunas y fauna salvaje
Namibia es uno de los países más singulares del África austral, caracterizado por la inmensidad de sus paisajes y la baja densidad de población. Su territorio combina desiertos, sabanas y zonas costeras, lo que lo convierte en un destino ideal para los viajeros interesados en la naturaleza y la vida salvaje.
En el sur, el desierto del Namib destaca por sus dunas de arena roja en Sossusvlei y los espectaculares paisajes de Deadvlei. La costa atlántica, con ciudades como Swakopmund y Walvis Bay, ofrece un ambiente más relajado y actividades relacionadas con el mar, desde excursiones para observar focas hasta deportes de aventura.
El centro y norte del país albergan algunos de los espacios más emblemáticos: Damaraland, con formaciones rocosas y arte rupestre ancestral, y el Parque Nacional de Etosha, uno de los mejores lugares de África para el avistamiento de fauna en libertad. En esta región es posible observar leones, elefantes, rinocerontes y grandes manadas de antílopes.
Namibia también es un país diverso culturalmente. Cerca de la frontera con Angola viven los himba, un pueblo seminómada conocido por sus tradiciones, mientras que en la capital, Windhoek, se aprecia la mezcla de influencias africanas y europeas. Todo ello convierte a Namibia en un destino completo para quienes desean combinar safaris, paisajes singulares y contacto cultural en un solo viaje.
DESTACADOS DE NAMIBIA
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Moneda
Dólar namibio (NAD)
Visado
No requerido para estancias inferiores a 90 días
Religión
Cristianismo, con religiones tradicionales
Vacunas
No se requieren
Idioma
Inglés oficial, también se habla el afrikáans y el alemán
CUÁNDO VIAJAR A NAMIBIA
- Muy recomendado
- Recomendado
- Poco recomendado
De mayo a octubre
Es la estación seca, con temperaturas agradables y cielos despejados. Es el mejor momento para los safaris, ya que los animales se concentran en torno a las fuentes de agua y los parques nacionales ofrecen avistamientos más sencillos. También es la época ideal para recorrer el desierto del Namib y la Costa de los Esqueletos, con menos riesgo de lluvias que puedan dificultar los caminos.